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FRANCISCO DE TERRAZAS
(c. 1525-1600)
TEXTO EN ESPAÑOL y/e TEXTO EM PORTUGUÊS
¡AY, BASAS DE MARFIL, VIVO EDIFICIO
¡Ay, basas de marfil, vivo edificio
obrado del artífice del cielo,
columnas de alabastro que en el suelo
nos dais del bien supremo claro indicio!
¡Hermosos capiteles y artificio
del arco que aun de mí me pone celo!
¡Altar donde el tirano dios mozuelo
hiciera de sí mismo sacrificio!
¡Ay, puerta de la gloria de Cupido,
y puerta de la flor más estimada
de cuantas en el mundo son ni han sido!
Sepamos hasta cuándo estáis cerrada
y el cristalino cielo es defendido
a quien jamás gustó fruta vedada.
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PILARES DE MARFIM, VIVO EDIFÍCIO
Pilares de marfim, vivo edifício
que o artífice criou do firmamento,
colunas de alabastro e de portento
que dais do bem supremo claro indício!
Formosos capitéis, belo artifício
do arco que até de mim me põe ciumento!
Altar em que o menino deus cruento¹
fizera de si mesmo sacrifício!
Ai, pórtico da glória de Cupido,
e pórtico da flor mais estimada
de quantas neste mundo tem havido!
Oh! saber até quando estais fechada
e o cristalino céu é defendido
a quem jamais provou fruta vedada!² |
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1. Cruel; mas cruento, no contexto, se presta a fecundo equívoco.
2. Alternativa:
Até quando estareis assim fechada
e o cristalino céu será proibido
a quem jamais provou fruta vedada? |
DEJAD LAS HEBRAS DE ORO ENSORTIJADO
Dejad las hebras de oro ensortijado
que el ánima me tienen enlazada,
y volved a la nieve no pisada
lo blanco de esas rosas matizado.
Dejad las perlas y el coral preciado
de que esa boca está tan adornada;
y al cielo -de quien sois tan envidiada-
volved los soles que le habéis robado.
La gracia y discreción que muestra han sido
del gran saber del celestial maestro,
volvédselo a la angélica natura.
Y todo aquesto así restituido,
veréis que lo que os queda es próprio vuestro:
ser áspera, cruel, ingrata y dura.
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ESSAS FIBRAS DEIXAI DE OURO FRISADO
Essas fibras deixai de ouro frisado
que minha alma me têm aprisionada,
e devolvei à neve não pisada
o branco dessas rosas matizado.
As perlas e o coral apreciado
de que essa boca está tão adornada
deixai, e ao céu -de quem sois invejada-
os sóis tornai que lhes haveis roubado.
A graça e discrição que o desmedido
saber do mestre celestial atesta,
reintegrai-o à angélica natura.
E tudo aquilo assim restituído,
vereis que toda estais no que vos resta:
ser áspera, cruel, ingrata e dura. |
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